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Si alguien te dice lo contrario, no caigas en la trampa, la actitud viene de la mano con el estado de ánimo, dale tiempo y espacio, porque la Actitud correcta es un cheque en blanco que cobras cada día de manera inmediata.

Cuanto más vivo, más cuenta me doy del impacto que la ACTITUD tiene sobre mi vida y la de otras personas.

Es más importante que el pasado, porque lo que sucedió te supera con una buena actitud o te destruye con una mala.

Para algunos es mejor que la educación formal cuando no tuvieron acceso a ella. Porque la actitud positiva abre puertas.

Para otros, una buena actitud es más que el dinero, las circunstancias, que los fracasos y el éxito, porque invariablemente el éxito, aprendizaje, los amigos y el amor acompañan a una persona positiva y con buena actitud.

Ademas, lo que otras personas piensan, digan o hagan con su actitud si no es pro-positiva y correcta pierde fuerza, se desvanece.
Es más importante que las apariencias, los dones o la destreza, porque a la falta de estas cualidades, la atención se fija en la mirada, en la sonrisa, en los modales. Claro que, si ya cuentas con alguna o todas estas cualidades de manera complementaria y adicional, estas listo para el éxito, si es que aun no lo eres.

La actitud levantará o hará fracasar una empresa, una iglesia y un hogar.

Lo admirable es que día a día desde que despertamos tenemos la elección de escoger la ACTITUD que asumiremos en respuesta a toda situación que se presente.

No podemos cambiar nuestro pasado, tampoco podemos cambiar el hecho de que la gente actúe en determinado modo y mucho menos podemos cambiar lo inevitable. Lo único que si podemos hacer es tocar la única cuerda que tenemos, y esa es nuestra ACTITUD.

Estoy convencido de que la vida esta constituida por un 10% de lo que me ocurre y el 90% de cómo reacciono ante ello.
Y así es también contigo, porque habría de ser diferente?

En todo momento somos responsables por nuestra ACTITUD. En efecto, las relaciones, oportunidades y éxito dependen eternamente de nuestra ACTITUD.
En mi negocio, evalúo a los candidatos primero por su actitud y después su aptitud, porque crear riqueza requiere de entusiasmo que contagia y esto genera ganancias a todos. Si tienes tu tienes una buena actitud, podemos hablar de emprender y ganar.